martes, 18 de mayo de 2010

Capítulo 7 Nuevo hogar. Nueva familia. Narrada por D.D.

Algo me impulso, casi me obligó a que vaya en su búsqueda. Salí del bosque, sin decirle a nadie a donde me dirigia. La sed de vanganza se adueño de todo mi cuerpo, ella me manejaba a su antojo. Caminé con pasos más rápidos, sin mirar a nadie, solo concentrandome en mi único objetivo, encontrarlo y asesinarlo. No estaba tan segura de poder hacerlo, él es y eso era más fuerte que yo no tendría ni la más mínima oportunidad, sola no, sola nunca podría hacer, lo intentaría, pero sería en vano, talvez mi plan se diera al revés y yo sería la que muriese, pero al menos lo habría intentado.
¡Asesino!- pense, desearía gritarlo muy fuerte hasta que se me acabe la voz.
No estaba segura de adonde me dirigía. Pero yo sabía que él estaba por aquí, no muy lejos, eso me dijeron y también lo podía percibir.
Me sentía tan impotente, yo sabía que nada podía hacer, llegué a una esquina me detuve ahí por un rato, respire hondo y empecé a ordenar mis ideas, y a tranquilizarme. Mire a mi alrededor, hojas cayendo los árboles lentamente, como si fuera que todo pasara en camara lenta, era tiempo de volver.
Suspire.
Hoy no era el día que yo acabe con él, no me sentía con fuerzas, aunque yo sentía la necesidad, yo sabía que no podría. Di media vuelta en el lugar en donde me encontraba, las calles parecian más largas y estaba a punto de ponerse el sol. Entonces decidí volver, me adentré de nuevo en el bosque, caminé a traves de miles de árboles, cada uno era único, sus colores, sus texturas, sus tamaños, miraba detenidamente a cada árbol, tratando de memorizar su ubicación.
A lo lejos yo divise la cabaña de ellos, parecía una casita de madera, que parecen de juguete, eran rústicas, sencilla pero increíblemente hermosa al verla no pude evitar sonreír, a pesar de la rabia que sentía.
No podía haber un mejor lugar para ocultarse, miré la casa una vez más, luego me dirigí lentamente hacia la laguna que se encontraba en frente de la casa a unos cuantos metros. Me acerqué a la orilla, y me senté en la hierba, el olor a hierba mojada era lo más notorio, pero no resultaba molestoso. Si no tranquilizante. Metí mis dedos entre la hierba fresca, doblé mis piernas.
Los últimos peromuy luminosos rayos del sol chocaban en contra de la laguna, reflejando su luz por todas partes, era muy brillante, un lucero.
Georgia era un bonito lugar, pero no era nada en comparación a esto, esto era perfecto, esa es la palabra adecuada para describir lo que mis ojos veian. La luz del sol reflejandose en las aguas frías y cristalinas de esa bella laguna, la hierba verde y fresca, el viento suave y cálido que acariciaba mi cara, el olor a flores que no podía identificar, era perfecto. Perfección, si, eso era.
No me moleste en pensar en ese desgraciado que asesino a mi madre, me concentré en ese paisaje único. El crepúsculo, brindandome esos últimos rayos de sol, que anteceden a la oscura noche.
Hermoso- susurre para mí, una sonrisa se volvió a dibujar en mi rostro. Estar escondida no era de mi agrado, pero no tenía elección, mas no todo era malo, no estaba sola, ellos estaban conmigo.
Escuche sus pasos a mucha distancia, se desplazaban con una perfecta sincronía, como si fuera que fueran un solo cuerpo, sus pasos eran precisos, podía escuchar el toque de sus patas contra la tierra. Los pasos de Onix eran suaves, livianos, rozaba sus patas con el suelo, parecía como si flotaran, mientras los de Liam y Ryan eran más fuertes y algo violentos. No voltee a verlos, pero sabía que estaban allí mirandome una manada de distintos colores. Sentí pasos que se aproximaban, no los reconocí, no me moví, sentí un empujón en la espalda con el hocico, gire ligeramente la cabeza hacia el lado derecho y me encontré con la cabeza de un lobo gris en mi hombro, Liam. Sonreí y le acaricie la cabeza a Liam, mi protector, me protege de todo y permitió que me quedara con ellos, ya que es el alfa de la manada. Él se volvió hacia mi, pero ya en su forma humana.
- Que tal? ¿ Fuiste a pasear? Preguntó y se sentó a mi lado con las manos en la hierba como yo los tenía.
- Bien- mentí- emm, si... decidí pasear e ir a pensar cosas, ya sabes sobre que- Damon pense.
- Ahh, si, tu madre- asentí con la cabeza- nosotros...-siguió él- fuimos al parque a jugar un poco, aunque en la forma humana no es tan divertido que como lobo- rió.
- Seguro que no- asegure, él me miro, puso su mano sobre la mía- ya vuelvo- dijo, se levantó de mi lado y se diriguió a su manada. Ryan, Onix, Sebastian y Lucas lo miraban atentamente, algo ansiosos, las expresiones de sus rostros, mucha curiosidad, volteé más para ver mejor.
- Liam les empezó a hablar- Ha salido, creo que fue a buscar a Damon, no estoy seguro, debemos protegerlas de todas formas- hizo énfasis en la última parte. Me estremecí al escuchar ese nombre ¿como Liam lo sabía?, suspire y voltee de nuevo para seguir mirando el paso del agua. Gruñí por lo bajo.
Onix se separo de la manada, corrió en sus cuatro ligeras patas, apoyó su panza por el suelo y se arrastro hasta donde yo estaba, apoyó su cabeza en mi muslo, miro la laguna, luego levanto su mirada. Nuestras miradas se encontraron, le sonreí.
- Si tienes cara de perro no podremos hablar bien- Solté una carcajada, ella quitó su lengua para fuera y estiro sus patas, de un salto se levanto y se diriguió hacía los árboles, en cuestión de segundos se encontraba de nuevo a unos metros de mí, se sentó a mi lado, mientras se arreglaba el cabello con las manos.
- Estas linda así- le dije mientras tocaba su pelo- Pero de loba eres más.
- Si, ya lo se- admitió, ambas nos reímos juntas. Onix se había vuelto mi mejor amiga en el tiempo que llevaba aquí, mi hermana casi ahora, esta era mi familia.
- Emm, Rubia... debo decirte algo que vi en...- no terminó la frase, respiró hondo- parque- siguió diciendo.
- Si? Que viste?- Soné muy curiosa pero no importaba.
- Vi a una chica normal, al menos eso parecía- me miró por un rato, puse mi ojos en blanco- y?- le interrumpí.
- Ella tenía...- hizo una pausa corta- tu libro, y lo estaba leyendo.
- ¿ Mi libro? ¿ Quién es ella? ¿ Como lo tiene?.
- Si, esa cosa que escribías, es una especie de libro, estoy segura que era tuyo, tenía ese “sello” o firma que tú haces “D.D”- con sus dedos dibujó en la arena mis iniciales.
- Oh.- no pude decir nada más.
- No se como lo obtuvo ni quien se la dio, no tengo idea de cómo llego a sus manos- continuó mirando un punto fijo de la laguna.
- Debemos averiguar de esto y sobre... ella- Mi libro ¿ cómo llego a manos de una extraña? Más que nunca lo necesitaba.
- Jajaja. Pude “hablar” con la chica, mucho no pude averiguar jajaja- dijo entre carcajadas, apenas se podía entender entre tantas risas- Fue lo más cómico- agregó despues mientras seguía riendo.
- Ah, si? Que paso?- pergunté, mientras le daba palmadas en su pierna.
- Chica, frisbee, cabeza, café derramado, remera... resultado de una típica comedia y muchos hombres- lobo riendo.
- Jajaja, que hiciste Onix?- reí con ella, y me imagine una manada de lobos en forma humana riendo hasta las lágrimas de una chica atacada por la atolondrada mujer-lobo, Onix.
- ¡ Fue un accidente! ¡ Lo juro!- al decir esto, levantó la mano, como cuando prometes algo.
- Si, claro- las risas nos atacaban de repente a las dos, detrás de nosotros, en esa hermosa y acojedora cabaña, podía escuchar el movimiento de todos, los podía diferenciar perfectamente... Ryan se encontraba en la sala viendo soccer, Sebastian y Lucas urgaban en la cocina en busca de algo para comer, y Liam nos miraba a travez de una de las pequeñas ventanas.
- Mira- le señalé a Onix en direcció a los árboles. La imagen del sol desapareciendo entre los infinitos árboles del bosque, los últimos rayos que marcaban la culminación de otro gran día, en pocos minutos el sol... se había ido.
- Hermoso simplemente- suspiramos las dos- un día perfecto, no?