Llegué al hospital, me estacioné y entré, fui hasta la recepción donde le pregunté a la recepcionista.
- Buenas. Em. Será que puedo hablar con Kate Guppy? Pregunté a la señora que estaba ahí.
- Hola. Depende. Como te llamas? Me dijo con amabilidad.
- Soy Fernanda Guppy. Soy su sobrina. Le respondí tensa.
- Ya la llamo cariño, la puedes esperar por favor?
- Claro, la esperaré. Dije mientras me sentaba en el sofa. Estaba tan desesperada por contarle a tía todo lo que sucedió después de leer el libro. Salió del pasillo y miró por toda la recepción, hasta que se encontró con mi mirada y preocupada vino hasta mí.
- Pasa algo? Por que no estas en el colegio? Me preguntó asustada y enojada a la vez.
- Tía, se que esto puede sonar muy loco pero es que anoche, después de que me llamaste, estaba aburrida y quería leer así que busqué un libro en tu biblioteca- cuando dije lo de libro se ensancharon sus ojos hasta que se volvió a controlar- y encontre uno, THE WAY OR THE MISTERY y empezé a leer, anoche leí hasta cierta parte pero me quedé dormida y tuve una pesadilla muy desagradable, soñe que estaba en el bosque y que una de mis compañeras que se llama Elena Gilbert estaba tirada en el suelo y cuebierta con una planta desde la panza hasta los pies y que tenía una mordida en el cuello y sangraba mucho, cuando le iba a quitar la planta de encima, su novio que se llama Estefan Salvatore...
- Espera, ¿Estefan Salvatore?. Preguntó muy sorprendida cortando la conversación.
- Si... Bueno, como te iba diciendo él me gritó “no la toques” o algo por el estilo y cuando me di vuelta para ver donde se hallaba, él ya estaba enfrente mío y tenía colmillos y venas negras alrededor de sus ojos que eran negros y le tenía en sus brazos a Elena, no se como pero desaparecieron por completo y cuando me di vuelta para ver por donde se fueron o algo así, un hombre alto, de cabellos castaño, estaba como a 10 metros de donde yo estaba, me encontraba muy asustada así que me di la vuelta como para correr pero el ya estaba como a un metro y medio o dos metros de mí, tenía los ojos rojos, pero rojo sangre, hasta que se cambió a un negro como tenía el novio de Elena, mi miraba fijo y luego de un rato de quedarnos inmóviles me sonrió y salto para atacarme o eso es lo que creo y en ese momento desperté, estaba en el suelo y me di un super golpe en la cabeza que me dejó un chichon, eran las cinco y no quería despertarte, así que me duché y después me dí cuenta que ya te habías ido, cuando me estaba peinando en el baño todo se nubló y voví al bosque, de nuevo ví a Estefan que le cargaba en sus brazos a Elena, sin saber como me acerque a ellos y Elena se hallaba inmóvil, estaba blanca, pálida como una muerta, de repente abrió sus ojos y eran rojos como llenos de sangre, en ese momento volví en sí y estaba demaciado asustada y vine junto a ti. Perdon por faltar al colegio, ahora regañame todo lo que quieras.
- No, cariño, no tengo por que regañarte, em, seguro que solo fue una pesadilla por lo del libro, tranquila, si no quieres ir al colegio no vayas y mañana te pones al día. Ok? Le verdad me extraño con la tranquilidad que tomo lo de la falta de hoy, pero tenía que preguntarle algo más importante.
- Esta bien, pero tía, de donde sacaste ese libro? No sabía que te gustaban esas cosas..
- Em. Lo tenía tu abuela y yo lo heredé de ella. Dijo en forma entrecortada por lo nerviosa que estaba así que cambie de tema.
- Ah. No tengo ganas de ir a casa, iré a la cafeteria a desayunar, no te importa, verdad?
- No, luego hablamos, tengo que irme. Te quiero cariño y solo fue una pesadilla. Me dijo dándome un beso en la frente.
- Yo tembién te quiero, adiós. Le respondí yéndome hacia el estacionamiento.
Conduje hasta El Grill en donde pedí un capuccino para llevar por que quería sentarme en la plaza de enfrente y leer un poco más del libro, aunque tenga pesadillas y vea cosas que no son ese libro me atraía bastante como para dejar de leerlo. Así que fui a la plaza y me senté en un banco. En Mistic Folls casi todo era verde y colores vivos por los árboles y las plantas que me quedaba un buen rato viendo la naturaleza que me rodeaba. Abrí el libro y sin querer se cayó en el suelo, se quedó en una página que me había saltado, lo levante del piso y pude leer mejo lo que decía: “PROPIEDAD PRIVADA”, lo cual me pareció raro por que las siguientes páginas estaban en blanco. Por qué un libro tendría páginas blancas? Acaso él o la que llegó a escribir no lo habría terminado?. Esto me daba más curiosidad para seguir leyendo el libro. Retomé la lectura en donde me había quedado, las brujas.
Decía que la mayoría descubrían sus poderes en la adolescencia y podía controlar sus poderes a través de los ojos, que cuando se enojaban podían explotar y romper cosas con la mente. A medida que acumulaban sus iras y enojos más crecía su poder. Casi siempre cuando presionaban sus poderes o trataban de conjurar un gran hechizo se debilitaban bastante y en algunos casos morían. Y cuando ellas tenían hijos solo las niñas heredaban sus poderes, en algunos casos raros cuando las madres daban a luz las niñas le quitaban el poder a la madre , dejandola mortal.
Estaba leyendo tan tranquilamente y tomando sorvitos de mi café cuando de repente, AUCH! MI CABEZA!, QUEMA! QUEMA! QUEMA!, alguien me había acertado con su frisbee en la cabeza y a causa de eso me había derramado el café en la blusa, que me quemé. Tiré el libro por instinto al suelo para que no se mojara y empezé a saltar tratando de que mi blusa no tocara mi panza por que de verdad dolía, mi remera se arruinó al igual que mi jean.
- Estás bien? Preguntó una voz de mujer detrás de mí, giré para ver quién me hablaba, era una chica alta, de cabello castaño negro, ojos marrones y tez morena, era bastante linda.
- Si, quema. Dije adolorida.
- Lo siento, no lo pude atrapar. Te ayudo? Me dijo algo avergonzada.
- No, gracias, iré a casa a cambiarme, total la blusa ya está manchada. Le respondí.
- Por cierto, me llamo Onix. Me pasó la mano por educación.
- Hola, soy Fernanda. Dije el mismo tiempo que le pasaba la mano.
- Encerio te ayudo.allá tengo un saco, no es muy lindo pero por lo menos está limpio. Insistió señalando con la mano hacía la dirección izquierda.
- Bueno, ya que insistes. Alcé la cartera, ya me iba cuando ella me preguntó.
- Ese libro es tuyo, no? Dijo señalando el libro que estaba en el piso.
- Si, me lo pasas por favor? Le pedí con amabilidad. Cuando alzó el libro del suelo, lo pudo mirar mejor y se puso nerviosa.
- Sabes quien escribió este libro? Pregunto tartamudeando.
- Un tal D. D. Por?
- No, am, por nada. Vamos. Me dijo guiandome hacia donde estaba un grupo de chicos.
Mientras caminabamos hacia la dirección de ellos, ella seguía mirando curiosamente el libro. Llegamos a un grupo donde estaban 4 chicos, todos altos y musculosos.
- Ellos son mis hermanos. Dijo Onix seriamente. –El es Liam, el es Ryan, Sebastian y Lucas-. Dijo señalando a cada uno. Todos ellos se miraron unos a los otros y luego miraron el libro que atajaba Onix.
- Em, Fernanda, en el auto está el saco, Sebastian, la puedes ayudar por favor? Tengo que arreglar algo aquí. Dijo ella al tiempo que le echaba una mirada furtiva a Liam.
- Claro, hmm, ven. Me dijo Sebastian, era un chico muy alto, mediría unos 2 metros o cerca, de tez morena y ojos negros, tenía oyuelos y era muy lindo, tan musculoso que parecía un verdadero levantador de pesas, me llevó hasta una vieja furgoneta.
- Y.. dime.. como te llamas? Me preguntó con amabilidad mientras buscaba el saco dentro de la furgoneta.
- Fernanda, y tu.. Sebastian, verdad?
- Ajá, y como exactamente te manchaste la remera? Preguntó mirando fijamente en la enorme mancha de la blusa.
- Onix, me tiró el frisbee a la cabeza, y a causa de eso me derrame el café. Le respondí poniendo los ojos en blanco y suspirando.
- Ahh.. ya veo.. dijo riéndose. Salió del auto.
- Aquí tienes. Me dijo pasandome un saco de lanilla color crema. Me la puse inmediatamente y olia raro, como a perro mojado, pero no le di mucha importancia por que no tenía otra opción.
- Gracias, luego la devolveré, no soy ladrona. Le dije con una sonrisa.
- Seguro. Vamos. Me dijo mientras nos dirigíamos de nuevo hacia el grupo.- el libro que tenía mi hermana era tuyo?- me preguntó con bastante interés.
- La verdad encontré en la biblioteca de mi tía y me puse a leer. Le expliqué, quisiera saber por que ahora todos tienen interés en ese libro.
- Ah. Ya veo. Llegamos al grupo, Sebastian se fue junto a Liam y le dijo algo en el oído. Vi que Onix estaba sentada en el cesped leyendo el libro, mi libro, fui hasta ella y me sente a su lado. Me miró y sonrió.
- Ya volviste, te queda bien. Dijo mirando el saco.
- Si, gracias, pasa mañana por el colegio y te lo doy. Te parece?
- Esta bien. Entonces nos vemos. Hmm. Toma tu libro. Me dijo pasándome el libro con una sonrisa un poco fingida. Se levantó y se fue hacia Liam, entonces todos se levantaron y se despidieron de mí y se fueron.
jueves, 29 de abril de 2010
sábado, 17 de abril de 2010
Capitulo 5 La pesadilla
Después de la ducha estaba más tranquila y no tenía ganas de ir al colegio, así que decidí ir al trabajo de tía Kate para perguntarle de donde sacó el libro y contarle mi pesadilla. Me puse unos jeans gastados y como no hacía tanto frío afuera me puse un mangas largas de color turquesa, me estaba peinando frente al espejo del baño pero de repente todo se nubló, no veía nada y no me podía mover, mi cuerpo no respondía, hasta que me veo de nuevo en el bosque y a lo lejos de nuevo a Estefan con Elena en sus brazos, él la agarraba fuertemente como si no quisiera que la toquen y ella estaba blanca como una muerta, inmóvil, dormida en los brasos de su amado, sin saber como, me acerco a ellos, cuando estaba a 2 metros de ellos, ella abre los ojos, estaban llenos de sangre y de repente vuelvo a la realidad, empezé a gritar como loca, todo era tan confuso, ya no quería estar ahí así que tome El libro, las llaves de auto ,mi cartera y salí corriendo de mi habitación, pase de largo la cocina, tenía hambre pero no podía permanecer ni un minuto más en la casa, salí por la puerta, la llaveé y corrí hacía el garage pero tropecé con una piedra y caí al suelo, no sentí el dolor por que estaba tan asustada y traté de levantarme lo más rápido posible, pero no pude por que me había mareado, intente otra vez pero de nuevo no pude, alguien me habló.
- ¿Estas bien? Pregunto un chico detrás de mí. Me gire para ver quién me hablaba. Era un chico alto, de cabello castaño claro, iba vestido con pantalones pesqueros y una camisa blanca.
- Eso creo... tengo que.. dije en forma entrecortada.
- ¿ Te ayudo? Me dijo laventandome del suelo.
- Gracias. Em... es que estaba un poco apurada. Dije mientras me miraba las manos.
- Te lastimaste? Preguntó mirando mis manos.
- Eso creo.. me raspe.. le conteste al tiempo que recogía mi cartera del piso.
- Entonces no es nada grave.. por cierto soy Daniel, vivo al lado. Dijo señalando con el dedo.
- Oh. Ya. Fernanda Guppy. Y vivo aquí. Señalé la casa.
- Eres hija de la señora Kate? Preguntó con hostilidad.
- No. Soy su sobrina, me mudé la semana antepasada. Respondí justificandome.
- Ah... Porque sería raro que ella no nos diga que tenía una hija. Dijo más tranquilidad.
- Bueno, perdon pero me tengo que ir. Hablamos luego. Le dije mientras me daba vuelta y me dirigía hacia el garage.
- Ok. Adios. Se despidió y cruzó la calle.
Me subí al auto, arranqué y me dirigí rápidamente hacia el hospital. Ya me empezaba a doler las manos, pase el colegio sin preocuparme por quien me viera, iba tan concentrada en que le iba a decir a tía sobre la pesadilla y el libro sin que ella me regañase por faltar a clases siendo mi segundo día. No prestaba tanta atención a la calle, cuando de pronto vi adelante del auto al hombre de ojos rojos de mi sueño, frené bruscamente para no atropellarle que las ruedas del auto rechinaron, salí del auto pero no había nadie, yo lo había visto, ya estaba viendo cosas que no eran, los autos de atrás me bocinaban así que subí al auto y seguí mi camino. No era posible, el hombre estaba frente a mi auto y de pronto desaparece, creo ya me estaba volviendo loca en algún sentido.
- ¿Estas bien? Pregunto un chico detrás de mí. Me gire para ver quién me hablaba. Era un chico alto, de cabello castaño claro, iba vestido con pantalones pesqueros y una camisa blanca.
- Eso creo... tengo que.. dije en forma entrecortada.
- ¿ Te ayudo? Me dijo laventandome del suelo.
- Gracias. Em... es que estaba un poco apurada. Dije mientras me miraba las manos.
- Te lastimaste? Preguntó mirando mis manos.
- Eso creo.. me raspe.. le conteste al tiempo que recogía mi cartera del piso.
- Entonces no es nada grave.. por cierto soy Daniel, vivo al lado. Dijo señalando con el dedo.
- Oh. Ya. Fernanda Guppy. Y vivo aquí. Señalé la casa.
- Eres hija de la señora Kate? Preguntó con hostilidad.
- No. Soy su sobrina, me mudé la semana antepasada. Respondí justificandome.
- Ah... Porque sería raro que ella no nos diga que tenía una hija. Dijo más tranquilidad.
- Bueno, perdon pero me tengo que ir. Hablamos luego. Le dije mientras me daba vuelta y me dirigía hacia el garage.
- Ok. Adios. Se despidió y cruzó la calle.
Me subí al auto, arranqué y me dirigí rápidamente hacia el hospital. Ya me empezaba a doler las manos, pase el colegio sin preocuparme por quien me viera, iba tan concentrada en que le iba a decir a tía sobre la pesadilla y el libro sin que ella me regañase por faltar a clases siendo mi segundo día. No prestaba tanta atención a la calle, cuando de pronto vi adelante del auto al hombre de ojos rojos de mi sueño, frené bruscamente para no atropellarle que las ruedas del auto rechinaron, salí del auto pero no había nadie, yo lo había visto, ya estaba viendo cosas que no eran, los autos de atrás me bocinaban así que subí al auto y seguí mi camino. No era posible, el hombre estaba frente a mi auto y de pronto desaparece, creo ya me estaba volviendo loca en algún sentido.
domingo, 11 de abril de 2010
Capítulo 4- El sueño
El resto del día estuvo tranquilo, menos por las miradas hacia mí que me incomodaron la mayor parte del tiempo. A la salida me despedí de Elena y los demás escepto Caroline a la que pase de largo para mi felicidad. Llegué a casa, me duché y empeze a hacer las tareas, después vi un poco de televisión, ya estaba bastante aburrida que comencé a buscar un libro en la biblioteca de tia Kate, allí había de todo: libros de cocina, de carpinteria, de astronomía, de la guerra mundial, en fin, de todo!. Ya estaba cansándome de seguir buscando ya que ninguno me interesaba; hasta que encontre un título llamativo THE WAY OR THE MISTERY, me sonó interesante aunque parecía cursi con todo eso de lo “sobrenatural” o “paranormal”, nunca creí en esas cosas pero había algo que me atraía hacia el libro, empezé a hojear para ver como era, pero sin saber como una fuerza me hizo ir a la primera página, pense que quiza fuese el viento pero la ventana estaba cerrada, no le di más importancia y me puse a leer desde la dedicatoria que decía:
Yo nunca creí en esto pero...
D. D.
D.D.? Qué significaría? Dejé de pensar en eso y cambié de página, en el primer capítulo habla sobre espíritus del más allá, de almas perdidas, de brujas y de vampiros. Vampiros! Esto ya es demasiado, la autora estaba muy loca cuando escríbió el libro, en ese momento sonó el teléfono y fui a contestar, era tía, dijo que llegaría tarde por que encontraron una persona herida en el bosque y que no la espere, se despidió y colgué.
no tenía hambre así que fui a mi habitación y volví a retomar la lectura desde donde me había quedado, leí sobre las almas perdidas y fantasmas hasta que nodí más y me quedé dormida, de repente me veo en un bosque, era de noche, hacía frio, empezé a caminar por un sendero hasta que vi a alguien tirado en el piso fui corriedo hasta la persona y me dí cuenta que era Elena, grité por ayuda pero nadie me escuchaba, Elena estaba cubierta desde el estómago hasta los pies con una planta, pero en el cuello tenía una mordida y sangraba mucho, iba a quitarle la planta que la rodeaba pero alguien me gritó desde lo lejos: ¡ NO LA TOQUES!, era una voz conocida pero monstruosa a la vez, cuando me dí vuelta para ver quien era Estefan ya estaba enfrente mío, me miro con cara de desesperación y sin saber como ya tenía en sus brazos a Elena, y desapareció como por arte de magia, me quedé sola en el bosque cuando me di vuelta un muchacho estaba a dos metros de donde yo estaba, el estaba inmóvil y tenía los ojos rojos, del susto iba a darme vuelta y correr lo más que pudiera pero al hacer eso el chico ya estaba a 10 centímetros de mí, sus ojos rojos cambiaron a negros, me sonrió y luego se tiró encima mío
En ese momento desperté, me había caído de la cama y dado un fuerte golpe en la cabeza, estaba sudando la gota gorda y estaba muy aturdida, todavía era oscuro, me levanté del suelo y miré el reloj, eran las cinco de la mañana, no quise dormir más por temor a soñar de nuevo así que fui a darme una ducha y esperar a que este más tranquila.
Yo nunca creí en esto pero...
D. D.
D.D.? Qué significaría? Dejé de pensar en eso y cambié de página, en el primer capítulo habla sobre espíritus del más allá, de almas perdidas, de brujas y de vampiros. Vampiros! Esto ya es demasiado, la autora estaba muy loca cuando escríbió el libro, en ese momento sonó el teléfono y fui a contestar, era tía, dijo que llegaría tarde por que encontraron una persona herida en el bosque y que no la espere, se despidió y colgué.
no tenía hambre así que fui a mi habitación y volví a retomar la lectura desde donde me había quedado, leí sobre las almas perdidas y fantasmas hasta que nodí más y me quedé dormida, de repente me veo en un bosque, era de noche, hacía frio, empezé a caminar por un sendero hasta que vi a alguien tirado en el piso fui corriedo hasta la persona y me dí cuenta que era Elena, grité por ayuda pero nadie me escuchaba, Elena estaba cubierta desde el estómago hasta los pies con una planta, pero en el cuello tenía una mordida y sangraba mucho, iba a quitarle la planta que la rodeaba pero alguien me gritó desde lo lejos: ¡ NO LA TOQUES!, era una voz conocida pero monstruosa a la vez, cuando me dí vuelta para ver quien era Estefan ya estaba enfrente mío, me miro con cara de desesperación y sin saber como ya tenía en sus brazos a Elena, y desapareció como por arte de magia, me quedé sola en el bosque cuando me di vuelta un muchacho estaba a dos metros de donde yo estaba, el estaba inmóvil y tenía los ojos rojos, del susto iba a darme vuelta y correr lo más que pudiera pero al hacer eso el chico ya estaba a 10 centímetros de mí, sus ojos rojos cambiaron a negros, me sonrió y luego se tiró encima mío
En ese momento desperté, me había caído de la cama y dado un fuerte golpe en la cabeza, estaba sudando la gota gorda y estaba muy aturdida, todavía era oscuro, me levanté del suelo y miré el reloj, eran las cinco de la mañana, no quise dormir más por temor a soñar de nuevo así que fui a darme una ducha y esperar a que este más tranquila.
viernes, 2 de abril de 2010
Capítulo 3 LA CONVERSACIÓN
Nos sentamos en nuestros lugares, en la fila del medio, me senté delante de Elena, miré el horario y vi que tenía dos horas de literatura (ABURRIDO), en el preciso momento que entraba una señora pelirroja, de estatura mediana y anteojos grandes. Camino hasta el escritorio donde dejo un bolso y una carpeta roja, luego se dio la vuelta a mirar a todos los de adelante, tenía cara de pocos amigos, con la mirada inspeccionó a todos pero no llego a veme a mí. Se fue otra vez al escritorio en donde agarró la carpeta roja y empezó a llamar la lista, llamo a todos y llegó a mí:
- Fernanda Montiel? Preguntó con curiosidad, seguro no le sonó el nombre entre todos sus diablillos.
- Presente... dije bastante alto del nerviosismo que todos se dieron vuelta a mirarme. Recorcholis! Lo que me faltaba... pensé.
- Tú eres nueva? Dijo mirándome encima de sus lentes.
- Emm... si. Respondí más bajo que la primera vez.
- Ah. Será un placer tenerte en mi clase siempre y cuando mantengas la cordura. Dijo con una voz autoritaria.
- Ok. No habrá ningún problema de mi parte. Le respondí cortante mirándole fijamente, nos quedamos así mínimo un minuto. No sé que me pasó para hacer eso pero lo que si se es que ya van dos personas a mi lista negra.
Luego de nuestro enfrentamiento como judíos contra nazis, la profesora dio un trabajo de Julio Verne, era bastante largo pero como ya había leído la obra la terminé rápidamente y fui a mostrarle a la señora cuatro ojos. Se quedó sorprendida al ver que termine, así que para evitarse de tener que felicitarme me dejo salir afuera.
Salí y empecé a caminar por el patio, casi nadie estaba afuera, que me fui y me senté en un banco y empecé a mirar los árboles hasta que alguien habló
- Hola. Te molesta si me siento aquí. Era Estefan que estaba parado enfrente al banco.
-Claro! Porque no? Dije con amabilidad.
- Gracias. Fue todo lo que dijo por un largo rato hasta que corte el silencio.
- Y dime... por que no entraste a clases? Pregunté con verdadera curiosidad.
- Am. La verdad no tenía ganas de estar allí. Respondió con sinceridad y me miró directo a los ojos y percibí sufrimiento.
- No será por otra cosa... Algo como Elena? Pregunté de nuevo... exelente, ahora pensará que soy una entrometida.
- La verdad que sí. Es complicado estar en el mismo lugar que ella sin tener ganas de abrazarla sabiendo que no puedes.
- Pero si es tu la quieres por que puede ser complicado estar con el amor de tu vida?
- Porque aunque sea el amor de tu vida no siempre la puedes tener a tu lado. Me respondió bastante triste y forzando las palabras.
- Si yo fuera tú no permitiría que nadie ni nada me quite al amor de mi vida, y creo que eso debes hacer tú. Le aconsejé desde lo más profundo de mi corazón, y era verdad, yo no era capaz de ser racionable y dejar que el amor de mi vida se vaya.
- Si yo pudiera... dijo suspirando.
- Supongo que no se bien en la situación en la que estas así que mejor me callo. Dije desviando su mirada.
- Gracias, creo que eres la primera persona que se calla y no me presiona.
- Wow. De nada. Le respondí con amabilidad.
En ese momento sonó la campanilla, Estefan se paró.
- Bueno, me tengo que ir. Dijo estirándose.
- Yo también creo que me tengo que ir. Perdón si molesté con mi sinceridad. Le dije algo avergonzada.
- No! Para nada, de hecho gracias. Respondió con dulzura.
- De nada. Adiós. Dije levantándome y yéndome hacia mi siguiente clase.
- Fernanda Montiel? Preguntó con curiosidad, seguro no le sonó el nombre entre todos sus diablillos.
- Presente... dije bastante alto del nerviosismo que todos se dieron vuelta a mirarme. Recorcholis! Lo que me faltaba... pensé.
- Tú eres nueva? Dijo mirándome encima de sus lentes.
- Emm... si. Respondí más bajo que la primera vez.
- Ah. Será un placer tenerte en mi clase siempre y cuando mantengas la cordura. Dijo con una voz autoritaria.
- Ok. No habrá ningún problema de mi parte. Le respondí cortante mirándole fijamente, nos quedamos así mínimo un minuto. No sé que me pasó para hacer eso pero lo que si se es que ya van dos personas a mi lista negra.
Luego de nuestro enfrentamiento como judíos contra nazis, la profesora dio un trabajo de Julio Verne, era bastante largo pero como ya había leído la obra la terminé rápidamente y fui a mostrarle a la señora cuatro ojos. Se quedó sorprendida al ver que termine, así que para evitarse de tener que felicitarme me dejo salir afuera.
Salí y empecé a caminar por el patio, casi nadie estaba afuera, que me fui y me senté en un banco y empecé a mirar los árboles hasta que alguien habló
- Hola. Te molesta si me siento aquí. Era Estefan que estaba parado enfrente al banco.
-Claro! Porque no? Dije con amabilidad.
- Gracias. Fue todo lo que dijo por un largo rato hasta que corte el silencio.
- Y dime... por que no entraste a clases? Pregunté con verdadera curiosidad.
- Am. La verdad no tenía ganas de estar allí. Respondió con sinceridad y me miró directo a los ojos y percibí sufrimiento.
- No será por otra cosa... Algo como Elena? Pregunté de nuevo... exelente, ahora pensará que soy una entrometida.
- La verdad que sí. Es complicado estar en el mismo lugar que ella sin tener ganas de abrazarla sabiendo que no puedes.
- Pero si es tu la quieres por que puede ser complicado estar con el amor de tu vida?
- Porque aunque sea el amor de tu vida no siempre la puedes tener a tu lado. Me respondió bastante triste y forzando las palabras.
- Si yo fuera tú no permitiría que nadie ni nada me quite al amor de mi vida, y creo que eso debes hacer tú. Le aconsejé desde lo más profundo de mi corazón, y era verdad, yo no era capaz de ser racionable y dejar que el amor de mi vida se vaya.
- Si yo pudiera... dijo suspirando.
- Supongo que no se bien en la situación en la que estas así que mejor me callo. Dije desviando su mirada.
- Gracias, creo que eres la primera persona que se calla y no me presiona.
- Wow. De nada. Le respondí con amabilidad.
En ese momento sonó la campanilla, Estefan se paró.
- Bueno, me tengo que ir. Dijo estirándose.
- Yo también creo que me tengo que ir. Perdón si molesté con mi sinceridad. Le dije algo avergonzada.
- No! Para nada, de hecho gracias. Respondió con dulzura.
- De nada. Adiós. Dije levantándome y yéndome hacia mi siguiente clase.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)